El 23 de septiembre está declarado como Día Internacional contra la Explotación sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños.
Fue promulgado por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas en coordinación con la Conferencia de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka (Bangladés) en enero de 1999 tomando la fecha de la primera Ley en el mundo contra la trata, la prostitución forzada y el proxenetismo que aprobó Argentina en 1913.
La Concejalía de Igualdad de Coslada quiere hacer visible en este 23 de Septiembre, que datos de varios estudios demuestran la relación entre el consumo de pornografía y la proliferación de la comisión de delitos de naturaleza sexual contra las mujeres y niñas.
La Secretaría de Estado de Seguridad, adscrita al Ministerio del Interior, ha publicado un informe, que revela el crecimiento que ha experimentado la comisión de estos delitos de abusos y agresiones sexuales, sumando el 78% los tipos penales de esta naturaleza. Asimismo, detalla el aumento de los delitos sexuales en los que las víctimas son menores y también que son los menores de 16 años las víctimas de los delitos de naturaleza sexual a través de las nuevas tecnologías.
Según Naciones Unidas, la explotación sexual es la forma más común de explotación (50%) seguida del trabajo forzado (38%). Entre todas, la trata de mujeres, niñas y niños con fines de explotación sexual es la forma más extendida a nivel global. Las mujeres y las niñas representan el 71% de las víctimas de trata detectadas en todo el mundo y el 80 % de las identificadas en Europa occidental; el 95% de ellas acaban explotadas para la prostitución.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) estima que prostitución y trata generan aproximadamente 4.100 millones de euros anualmente, una cifra que esconde el sufrimiento de miles de mujeres y niñas en nuestro país.
La concejala de Igualdad y Diversidad de Coslada, Teresa González Ausín, ha declarado que «es momento de que las Administraciones desarrollen políticas públicas para erradicar esta violación de los derechos humanos poniendo el foco en los consumidores, proxenetas y no en las mujeres y niñas prostituidas. Sin consumo, no hay explotación».