Del 10 de junio al 2 de agosto el hall del Centro Cultural Antonio López acoge la exposición ‘Reunidlos y Anudadlos’ de Raquel Algaba.
Una superficie de madera desnuda. Un espacio abierto y vacío. En ese espacio despojado, un elemento – una prolongación del cuerpo, descubre un gesto codificado.
Reunidlos y anudadlos investiga nuestra necesidad por estructurar y clasificar lo que nos rodea, aunque esto no nos sea comprensible en un primer momento.
El ser humano ha creado sus propios códigos de comunicación y dentro de los márgenes de esos códigos está su mundo y su manera de entenderlo, partiendo de la lógica que tal orden provoca. Jugando con la abstracción de unas estructuras de madera aisladas en medio del gran espacio constituidas como pequeños escenarios y con claras referencias al teatro, subyace en ellas la idea que Junichiro Tanizaki señalaba en su ensayo El elogio de la Sombra, y la importancia tanto de lo que se ve claramente como de lo que se intuye a través de las sombras y la indefinición. Y sobre todo, de como nosotros pretendemos siempre completar esa imagen, por medio del gesto y del pensamiento.
Las figuras de esta exposición se encuentran dispersas por la sala en un aparente equilibrio entre lo que les rodea y un interior que parece ser mostrado y oculto al mismo tiempo – un rostro / máscara que tiene en el adorno y el artificio su verdadero lenguaje. Los objetos y formas a los que se recurre no se corresponden con aquello a lo que remiten de manera evidente, son una suerte de representación simbólica y es difícil definir su sentido: las escalas y los roles se encuentran desfigurados, una realidad manipulable y extensible donde ambos, lo físico y lo mental, tienen cabida al mismo tiempo. Hablar desde el lenguaje de la imagen que se desconoce es hablar desde las sombras del significado.
Como el cerebro reúne y anuda, acabamos conformando nuestra propia imagen de ese rincón sombrío.