Desde la Concejalía de Política Medioambiental se informa de que los excrementos de los perros deben ser recogidos, pero los orines también tienen que ser diluidos. Para ello se puede utilizar una botella de agua con jabón -aunque otras soluciones como agua con vinagre común, zumo de limón o bicarbonato de sodio también son válidas- y verter el contenido sobre la micción.
Precisamente, con el objetivo de concienciar a la ciudadanía, la Concejalía de Política Medioambiental presenta la campaña informativa `Que tu rastro sea la limpieza ́. Sobre ella, el edil responsable en la materia, Julio Huete, afirma que “con un pequeño gesto contribuimos a cuidar la ciudad y a convivir con nuestros vecinos y vecinas”.
Los orines generan malos olores y molestias que pueden ser sufridas por negocios y ciudadanía en general, afectan al mobiliario urbano e, incluso, son perjudiciales para las plantas urbanas debido a su composición química, con alta concentración de nitrógeno y sales.
Acorde a la Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente, “no está permitido que los perros efectúen sus deyecciones fuera de los lugares habilitados para ello; en caso contrario, los responsables estarán obligados a retirarlas”.
Cabe subrayar que no cumplir la normativa se considera una infracción leve, lo que puede llevar a aparejadas multas de hasta 600 euros.